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Por Quien Doblan Las Campanas
“He aquí, a mi entender,
la cuestión decisiva para el destino
de la especie humana:
si su desarrollo cultural logará,
y en caso afirmativo en qué medida,
dominar la perturbación de la convivencia
que proviene de la humana pulsión
de agresión y de autoaniquilamiento.
Nuestra época merece quizás
un particular interés justamente
en relación con esto.
Hoy los seres humanos han llevado
tan adelante su dominio sobre las fuerzas
de la naturaleza
que con su auxilio les resultará fácil
exterminarse unos a otros,
hasta el último hombre.
Ellos lo saben;
de ahí buena parte
de la inquietud contemporánea,
de su infelicidad,
de su talante angustiado.
Y ahora cabe esperar que el otro
de los dos “poderes celestiales”,
el Eros eterno,
haga un esfuerzo para afianzarse
en la lucha contra su enemigo
igualmente inmortal.
¿Pero quién puede prever el desenlace?”
Sigmund Freud
n ensayo más sobre psicoanálisis y sociedad? Un análisis que se sostenga sobre un auténtico pesimismo lúcido ¿será entendido como realismo bien informado o bien será denostado como apocalíptico? ¿Por qué si nos dejamos llevar por el realismo que pivotea sobre el posibilismo luego le reprochamos que si bien es viable, frente a los problemas trascendentales es insignificante? ¿Por qué cuando se proponen pensamientos críticos frente al pensamiento único, se los reconoce como atractivos pero se los objeta como utópicos? Si toda política de exterminio comienza por excluir de los terrenos de la condición humana a aquellos que se propone exterminar ¿cómo se habita un mundo donde un grupo de tecnócratas y científicos ha determinado que con el 20% de la población económicamente activa se sostiene el capitalismo actual? Y a partir de esto, ¿cómo soñar con lo que vendrá, y permitirse escribir acerca de eso, sin caer en la desolación? Si la realidad del poder está anunciando lo que nos espera (porque alguien lo ha decidido así) ¿cómo hacer con los recursos con que cuenta nuestra subjetividad para comprender el mundo sin atravesar esa delgada línea que haría que un diagnóstico culmine transformándose en una autopsia?
Los posmodernos consumieron una multitud de páginas arrastrando al pensamiento a aceptar el vacío, el culto al cuerpo y las guaridas individuales como características sobresalientes de la subjetividad actual. La humanidad, inscripta en la ley, parecía ser un universal y de ese modo, era necesaria para sostener la evolución de la especie con una inscripción en la cultura y en el lenguaje; pero la categoría humanidad ha devenido contingente: puede o no acontecer; o lo que es peor, ya aconteció. La ley, suponía un orden y su quebrantamiento significaba la trasgresión a la ley: si era trasgresión al orden simbólico confirmábamos la perversión, si lo era a la ley del Estadoinferíamos el delito y si transgredía la ley social reconocíamos el crimen. Hoy, se puede o no ser humano, pero también se puede haber sido y no serlo más. Nos preguntamos entonces ¿qué espacio de acción puede ocupar la subjetividad, como término, frente a los planes irracionales de este racionalismo que sí o sí culminarán dejando una marca en la vida de aquellos que ya portan el rótulo de “humanidad sobrante”?
Sostener que hoy el orden social está garantizado por un conjunto de reglas que rigen en el disciplinamiento de los sujetos que lo habitan, cuando no se percibe la capacidad de esas reglas para la organización subjetiva, ni su capacidad de sanción efectiva, resulta un anacronismo. Y esto mismo que se expresa hacia adentro de nuestros estados nacionales, se expresa afuera, en el mundo: Estados Unidos demuestra que la ley no lo alcanza, la ley no lo obliga a inhibir la satisfacción de sus pulsiones, en definitiva, se arroga el lugar de la ley. De este modo, y siguiendo a Deleuze, se puede reconocer la consistencia de la premisa que señala que "los tiranos nunca nacen en la anarquía, uno los ve erigirse a las sombra de las leyes o basarse en ellas. El tirano habla del lenguaje de las leyes y no tiene otro lenguaje. Tiene necesidad de la sombra de las leyes”[i].
Mediante una simplicidad brutal, Estados Unidos manifiesta que "Si tenemos que usar la fuerza es porque somos americanos. Nosotros somos la nación indispensable. Cuando nosotros podemos cambiar las cosas, debemos hacerlo y el resto del mundo debe seguir esta línea[ii]". Lo dicho, refuerza que “a diferencia de la situación que conoció el mundo durante una década, después de la caída del muro de Berlín en 1989 y la desaparición de la Unión Soviética en 1991, Washington asume de ahora en más sin complejos su posición de “líder global”. Y por añadidura lo hace con desprecio y arrogancia. Porque un imperio no se doblega a ninguna ley que no haya promulgado. Su ley se transforma en ley universal. Su “misión imperial” consiste en lograr que todos respeten esa ley, si es necesario por la fuerza”[iii]
En este punto, tener en cuenta los elementos que componen la Antígona, de Sófocles, para leer esta tragedia contemporánea, se vuelve pertinente y esclarecedor. Pensamos, al dar con estas declaraciones, en la presencia de un Coro cuya sola función es dar razón de ser a las decisiones de un Creonte enceguecido, validando su accionar. Pero a diferencia de aquellos ancianos que también le advierten a Creonte sus errores y lo incitan a enmendarlos so pena de despertar la ira de los dioses, este coro actual, sólo ratifica el camino de la perversión y alienta la satisfacción sin límites del deseo. No hay un Tiresias que ingrese su sabiduría y señale a Creonte sus insolencias. Además, se advierte la existencia de más Ismenes que Antígonas. Subjetividades que, ante los males que acontecen, se paralizan diciendo “Súbditas somos, tenemos que acatar estas leyes, como que las imponen los más fuertes. Soy impotente para desacatar la ley de la ciudad!”. Antígona, sin embargo, va más allá de la ley del tirano. Hace lo correcto aun al precio de su vida, porque comprende que una vida sin dignidad, no merece ser vivida. Antígona, al cuestionar los instituidos de su época, emerge como sujeto.
El haber elegido el texto de Antígona, no es casual. Consideramos que nos muestra cómo en los tiempos más tiránicos y extremos, la subjetividad puede dar con una representación que la eleve por sobre los males que acontecen y funde el inicio de un tiempo de renovada humanidad.
En nuestra contemporaneidad, al pretender pensar cómo construir lazo social en tiempos globalizados – al mismo tiempo que nos interrogamos sobre cuáles son las estrategias productoras de subjetividad – el derroche de exclusión que irrumpe a diario, sacude las formas con las cuales contábamos para hacer pensable el mundo.
No hablaremos de las dificultades que un movimiento colectivo tendría en la actualidad frente a sí para llevar adelante tal colosal tarea. Tampoco es nuestro objetivo ofrecer ni un programa ni un diseño futuro de sociedad. Sólo sabemos que “Jamás las luchas sociales se han llevado a cabo en función de un ideal. Jamás, para conformar una sociedad deseada. Son las realidades existentes, la desesperación, lo que no se aguanta más, esta realidad insostenible la que pone en movimiento los cambios”[iv], y confiamos que “en toda acción humana vamos a encontrar mociones pulsionales provenientes de Eros y de destrucción… que la pulsión de muerte da sentido a la pulsión de vida… (y que) el desafío es generar una cultura que utilice la fuerza de la muerte como pulsión al servicio de la vida.”[v]
Pero si pretendemos pensar el mundo globalizado, los vectores que lo conforman son tales y tan variados que su magnitud resulta inabarcable, y si ponemos el ojo en sólo un término, corremos el riesgo de comer carne podrida. Entonces, antes que nada, mostramos las dificultades frente a las cuales nos encontramos para dar cuenta de este mundo y las significaciones que entendemos hacen que sea tal cual es. Al observar las dificultades que el objeto de ensayo nos presenta, consideramos necesario ampliar el menú de herramientas con las que vamos a intentar recorrer el texto y explicitarlas, aquí, al inicio del trayecto. El Grupo Doce, en su libro “Del fragmento a la situación”[vi] dicen:
- En la Historia de la Locura. Michel Foucault se encargó de plantear que lo excluido del lazo social moderno no eran los locos sino la locura. En este sentido la exclusión no designa una población más o menos determinada sino una cualidad, un rasgo. Para nosotros es ver, qué cualidad, qué rasgo son determinantes; bajo qué lógicas van a llevar adelante las exclusiones.
- La reclusión ese el modo de exclusión de los estados nacionales; la expulsión es el modo de exclusión del mercado neoliberal.
- Ahora bien, la exclusión en la lógica de mercado tiene un estatuto radicalmente otro. La exclusión actual no es reclusión por ausencia de conciencia, sino expulsión de la red de consumo (…) En este sentido, la operación sobre lo excluido consiste (…) en el desarrollo de barreras policiales que impidan su presentación.
- El procedimiento mercantil sobre lo excluido no pretende la permanencia sino la eliminación de los agentes en cuestión.
- La expulsión no funda sino que destituye humanidad.
- La expulsión es una consecuencia no predeterminada por la dinámica de mercado (…) producido el efecto no deliberado, se inicia la faena deliberada. Hay que bloquear el retorno pues la expulsión tiene que ser definitiva.
- Lo específico de la expulsión actual es su inscripción como amenaza, su posibilidad de devenir destino, también entre los incluidos.
- La expulsión neoliberal (…) no procura depurar a los excluidos de sus componentes antisociales (…) sino que intenta depurar a la sociedad de sus elementos antisociales.
- No hay castigo normalizador para el excluido sino daño eliminador.
En 1793, Jacques Roux afirmaba que: “la libertad sólo es un fantasma insignificante cuando una clase de hombres puede impunemente dejar hambrienta a la otra”. Sobre estos discursos progresó la Revolución Francesa. Fueron esas realidades las que pudieron ser problematizadas como injustas con argumentos de ese tenor, las que llevaron a esos hombres y mujeres a demoler el mundo feudal y crear uno nuevo.
Sin embargo aquellos argumentos que abrieron paso a la historia serían tildados de candorosos en estos tiempos actuales, porque el tiempo por venir ya no es el territorio en el que habitan los mejores sueños de los hombres[vii], sino un lugar donde Este Presente extiende su soberanía con su monumental carga de miserias y donde lo ominoso[viii] vuela como el buitre sobre los despojos de la humanidad.
Acaso el tiempo para nosotros… ¿es el tiempo que queda?
[i] Deleuze, J. en Samaniego, I. “Sobre Sade y el Discurso Perverso “, Trabajos de Investigación Clínica y de Inserción del Psicoanálisis en diversas Áreas Temáticas
Arte, Psicoanálisis y Subjetividad - Psicomundo,
[ii] Albright, Madeleine.
[iii] Ramonet, I. “Vasallaje” - Le Monde diplomatique/ el Dipló, de octubre de 2002
[iv] Volnovich, J. “Procesos históricos y Subjetividad”. V Encuentro Latinoamericano de Psicoanálisis y Psicología Marxista, La Habana, 1994.
[v] Carpintero, E. – extracto publicado en la revista Topía, abril de 2003, de “Una democracia de la alegría de lo necesario. Las pasiones y el poder en Spinoza y Freud” – Topía Editorial.
[vi] Grupo Doce “Del fragmento a la situación”, Grupo Doce, Buenos Aires, 2001. (Rescatamos los aportes del Grupo a la comprensión de las operaciones que habilita la lógica de mercado y sus efectos.)
[vii] Un 10% de los adultos del mundo es dueño del 85% de la riqueza del planeta. “La Distribución Mundial de la Riqueza de los Hogares”. Instituto Mundial para laInvestigación de Desarrollo Económico de la Universidad de las Naciones Unidas, UNU-WIDER. Diciembre de 2006
[viii] “Freud siguiendo la definición que da Schelling de lo ominoso: unheimlich es todo lo que estando destinado a permanecer oculto, secreto, ha salido a la luz”. En Tarrida, C. “El concepto de lo siniestro en Freud”. Seminario de Investigación de la Tétrada de la Sección Clínica de Barcelona. Febrero 2005
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